Papel de Arbol

domingo, 14 de mayo de 2017

DIARIO16 en CHIAPAS: Coloquio Violencia y Paz en la Universidad de Mérida



Cristina del Valle, directora de Igualdad, Género y Diversidad de Diario16, activista y cantante, ha participado en la mesa redonda organizada por la Universidad de Mérida en el Estado de Chiapas.

Tal y como informamos en Diario16, este encuentro se enmarca dentro del Coloquio Internacional de Narrativas de Violencia y Paz organizado por la Universidad Modelo.

Cristina del Valle trató sobre temática de derechos de la mujer y de violencia machista y ha compartido mesa con el padre Raúl Lugo, fundador del movimiento Indignación que trabaja en la promoción y defensa de los derechos humanos y uno de los máximos exponentes de la Teología de la Liberación; Gina Villagómez, antropóloga e investigadora; Conchi León, actriz yucateca. Los cuatro representan el activismo referente a la violencia de género, y compartieron sus experiencias relativas a esta problemática social.

Cristina del Valle introdujo un concepto que ya está siendo utilizado en Diario16 al referirnos a esta lacra: terrorismo. Con esta palabra definió las agresiones con perspectiva de género, las cuales consideró que deberían ser una prioridad para los gobiernos alrededor del mundo y exhortó a los asistentes al acto a denunciar estas situaciones. «No somos un grupo social, somos más de la mitad de los habitantes del planeta», señaló. Tras esto expuso cifras de la realidad del terrorismo machista en España: 100 mujeres asesinadas, 400 suicidios, 1000 fueron violadas y 4000 son víctimas de redes de prostitución.

Cristina del Valle fue muy contundente cuando se habló de la estética femenina, que calificó como de «un canon impuesto por los hombres en el poder». «Nos quieren delgadas porque somos más débiles». De igual forma, utilizó la metáfora de los velos que utilizan las mujeres en Oriente Medio para ilustrar esta situación. «Las mujeres tenemos cientos de velos; uno de ellos, radica en lo estético».

También habló de los pequeños abusos de poder cotidiano, las microviolencias, que mejor dicho es la gran violencia que sufren las mujeres en el mundo, «las mujeres en mi país y en todo el mundo sufrimos violencia discriminatoria de género».


LA MADRE MAS LINDA, por David Flores


Escribe; David N. Flores Vásquez.
Músico y jurista
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Atardeceres de Huaylas
Cada vez que veo a una madre con su hijo a cuestas, tierna y amorosa, sin tregua en su esfuerzo, recuerdo a la mía que, tienen que creerlo, fue la madre más linda del mundo.

¡Qué rostro más bello!; ¡Qué mirada!; ¡Qué ojos!; se veía en ellos el fondo de su alma………
¡Qué manos más diestras!; ¡Qué pies más ligeros!; ¡Qué resistencia, qué energía!; Pero sobre todo, qué profunda ternura……..

Sus días tenían más de veinticuatro horas; y, hoy que me pongo a pensar, no se si alguna vez dormía……….

En mis horas tristes, en mis madrugadas, entrada la noche, caídas las tardes, por donde yo fuera y en cualquier instante, de pronto brillaban sus ojos de lumbre.

Al instante se iluminaban mis sendas sin rumbo, se diluían las sombras extrañas; todo mi universo caía en cascadas de luz y contento, de risas y canto.

En mis alegrías, en horas de triunfo, ante mi soberbia y mis arrebatos, de pronto veía a esa mujer noble y buena, callada y risueña, serena y sin prisa, emerger de pronto para recordarme antiguas y sabias consejas y la humildad del triunfo.

Al correr los días y el girar del mundo, un día de pronto decidió partir. Parecióme extraño que ella se fuese, pues muy bien sabía que yo la quería, que era mi tesoro, mi dicha y mi bien. Enteréme luego, y estaba en lo cierto,  que ella fue llamada porque ya en el cielo tenía un altar. 

Desde entonces, yo le hablo a diario y le cuento mis cuitas y mis alegrías. Comparto con ella mis angustias y mis esperanzas; y, he advertido que, como cuando niño, como cuando joven, sus ojos me siguen por doquier, sin tregua, y sus manos suaves me cuidan constantes.

¡Madre linda!, estrella del cielo! ¡Cómo no te puse un altar! Me ganaron los ángeles la partida, pero me dejaste en tu mirada la dicha inefable de pensar en ti y quererte aún más.

Hoy que se deslizan estos días tenues, cuando junto a mi retozan mis dos pequeñuelos, de almitas muy blancas, que alegran la casa, les hablo de ti. Ellos bien comprenden todo cuanto digo y traducen al instante esos sentimientos para brindarlos luego a su propia madre que, como todas, merece un altar.

Por eso……….cada vez que veo a una madre con su hijo a cuestas, tierna y amorosa, sin tregua en su esfuerzo, recuerdo a la mía que, tienen que creerlo, ¡fue la madre más linda del mundo!.
                           (Lima, Mayo de 1985).