Papel de Arbol

domingo, 11 de diciembre de 2016

BOLIVIA DOS SIGLOS DESPUES. AGUA PARA TODOS, Por Jorge Zavaleta Alegre

http://www.rebelion.org/noticia.php?id=87854


La escasez  de agua - efecto del calentamiento del planeta, cuyas causas  tienen su origen sobre todo en  la destrucción de la naturaleza - comienza a encontrar culpables en  Bolivia a la  administración de Evo Morales, líder de un movimiento social que  va consiguiendo logros nunca antes registrados en la historia  de los andes sudamericanos.


Los jóvenes bolivianos tienen un pensamiento muy propio de lo que ocurre  en su país desde el 2006. La elección del presidente Evo Morales, para ellos  significó el empate  catastrófico y el punto de bifurcación de su historia nacional. 
Bolivia es un país distinto desde que la población indígena está representada en el poder. La mayoría de sus habitantes camina por las calles con mejor semblante. La fiesta del 25 de Mayo, por los doscientos años del primer grito de independencia del continente americano, confirmó que los tiempos son otros. Los abundantes recursos naturales que desde siglo atrás produjeron riqueza solo para unos pocos, comienzan a ser resarcidos para el bienestar nacional.
El gobierno del presidente Evo Morales y del Movimiento al Socialismo (MAS), desde el 2006, han puesto en marcha un proyecto de cambios de raigambre popular, utilizando las reglas y limitaciones que exige una legítima democracia. La actual población que se aproxima a los 10 millones de habitantes habla español, quechua, aymara y guaraní, con una tasa de analfabetismo que en los tres últimos años se ha reducido de 12% a menos de 3%.
La nueva Constitución, aprobada en el Congreso y ratificada por un referéndum, define al país altiplánico como un Estado Unitario Social de Derecho Plurinacional Comunitario, libre, independiente, soberano, democrático, intercultural, descentralizado y con autonomías regionales. La propiedad agraria ha sido reducida a cinco mil hectáreas como máximo; y las autonomías indígenas se regirán a partir de los territorios ancestrales de las markas y suyus, basados en el Ayllu.


Ellos saben el por qué   Bolivia agotó su paciencia y ha empezado a nacionalizar   la totalidad de acciones  de las empresas  de electricidad de La Paz  y  Oruro en manos de Iberdrola. Son las mismas razones de una decena de empresas.
Los jóvenes bolivianos que se reúnen en su  Plaza Mayor Pedro Domingo Murillo,  abundan con  testimonios sobre el porqué de las nacionalizaciones. Sus argumentos tienen una lógica irrebatible, pero que es distorsionada por quienes en Bolivia no desean participar en el nuevo proyecto social y político indígena y popular, capaz de disputarle el poder al neoliberalismo de los bloques dominantes.

Los universitarios paceños cuentan que el camino de bifurcación boliviana,  tiene un simbólico punto de partida. Al Palacio Quemado fueron invitados los representantes de las principales empresas petroleras y gasíferas  que explotaban formalmente  este recurso de los todos los bolivianos.

El jefe de Estado,  informó  a sus invitados  que  los balances económicos y sociales indicaban la necesidad de revertir el orden de la administración y en el reparto de las ganancias. En adelante, esa distribución sería al revés: 20% de las utilidades para las empresas y 80% para el Estado.

La exposición del primer mandatario generó instantes de severo silencio,  luego sucesivos comentarios  en contra advirtiendo la fuga del capital extranjero.
Después del  tenso diálogo, el presidente anunció que en fecha próxima el Congreso daría la correspondiente Ley, dejando plena libertad para continuar o dejar que otras firmas asuman las nuevas reglas de juego.

Sucedió lo que se esperaba. Aquello que los empresarios no dijeron  en el Palacio de Gobierno, los medios tradicionales se encargaron de hablar por ellos,  anunciando cataclismos, quiebre de relaciones económicas, dejar a Bolivia, aislada del mundo. En  suma, una avenida de caos y  un futuro negro para un país secularmente dependiente de las decisiones en ultramar.

Meses después, el mismo presidente  Morales invitó nuevamente a los mismos empresarios para suscribir los nuevos términos de los contratos. Veinte  fueron los invitados a una  ceremonia de un viernes primaveral a las  7 de la noche.

El Palacio Quemado lucía iluminado. La Plaza Mayor ocupada por campesinos, obreros,  diabladas de Oruro y Potosí, un enjambre de  medios  del Norte desarrollado. A las 6.45 pm, quince minutos antes de la hora programada, llegó solo un primer invitado, representante  de  la más pequeña empresa extranjera. Faltando cinco minutos para empezar la ceremonia, ingresaron  otros 18 hombres de negocios. El único ausente, semanas después suscribió la propuesta boliviana: Las ganancias por servicios prestados al Estado serán: 20 % del total de las utilidades   y 80% para atender las demandas sociales de los bolivianos.

En la Historia de América Latina, no hay un caso de empresa extranjera que haya dejado estas tierras por el cambio soberano de las condiciones.  Pero la suscripción de los nuevos términos, se convierten, en varios casos, en simples referentes, porque el capital suele escamotear las leyes y actuar con subterfugios para no perder privilegios.

Los grandes consorcios, en  sus países de origen  suelen ofrecer servicios de gran calidad y a menores precios que las comarcas de América. Las empresas por si solas no se van. Los Estados como Bolivia, recurren  a las nacionalizaciones porque les asiste la razón y el derecho.

El vicepresidente Álvaro García Linera, bien  explica  el pasado de Bolivia, señalando el cómo, a partir de la crisis institucional  que devino en la renuncia de Sánchez de Lozada a la presidencia y la elección de Evo Morales, se consolidó la construcción de un nuevo proyecto.

En el 2006, no había  condiciones de hegemonizar los ámbitos y el consenso para la toma de decisiones. Con el correr de los meses y los años se instaurado una  instancia que facilita la transformación del Estado en su contenido,  naturaleza social en una correspondencia moral de fuerzas e ideas.

Las ideas dominantes del bloque empresarial vinculado a los grupos de inversión extranjera, agroexportadores, banca y la élite política  van perdiendo capacidad de poder definir, de manera estable y sin tropiezos, las políticas públicas del  país.

El Parlamento ha rescatado sus funciones de debate político. El Ejecutivo ha dejado ser   dependiente de los lobbies empresariales y comparte el sentir popular. Décadas atrás, Bolivia fue una  escuela de golpistas. Hoy es parte del Proyecto Sur Sur, desde  una democracia social.

El índice de desarrollo humano - ONU - IDH 2011,  resume el avance promedio conseguido por un país en tres dimensiones básicas: disfrutar de una vida larga y saludable. Acceso a educación, Nivel de vida digno.  Cinco años después, las políticas  de Estado avanzan. Las grandes empresas ya no se quejan, pero si encuentran motivos, como la escasez de  agua, para culpar al Estado la falta  de agua en La Paz  y otras  ciudades, olvidando que la migración campo ciudad también es alentada por la magia del libre mercado.

Bolivia (IDH 0,663) ocupa el sexto lugar del grupo latinoamericano que  ingresa al desarrollo intermedio, junto con Guatemala, Nicaragua, Honduras, Guyana, Paraguay, El Salvador, Surinam y República Dominicana. El camino de la bifurcación da muestras que en el desempate catastrófico,  la Historia  ahora  está al lado de  la gran Bolivia.

Referencias consultadas.

Boletín: Bolivia enfrenta su peor sequía en décadas
NYTimes. com nytdirect@nytimes.com


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