Papel de Arbol

viernes, 14 de agosto de 2015

Doe Run, el ciervo que huye de los Andes

La Oroya en la  Región Minera Central del Perú

•elmercuriodigital  Jorge Zavaleta Alegre.- “Yo creo que la lucha es un fin. Cualquiera que sea el resultado del combate, los indios de los Andes centrales han vencido”: Manuel Scorza, en Redoble por Rancas.


L
a  Oroya,  en la  Región de Junín, opera la capital de la metalurgia en los andes centrales  del Perú. Es un punto clave de la minería nacional  desde  siglos  y  fuente de  conflictos. El más reciente es la  actitud  evasiva de la  Doe Roen que exige  al  Estado  responsabilidades más allá de lo posible, para cumplir  con las  justas  demandas  de  sus  trabajadores.

Informes de la Organización Mundial  de  Salud, del respectivo ministerio  del Perú  y  de una misión  científica propiciada por los  jesuitas, cuya sede  en Missouri,  Pennsylvania, es la misma de la Doe  Run. Por lo tanto  ambas instituciones   se conocen mutuamente.

Para  los  jesuitas  la  mencionada minera norteamericana  es calificada por múltiples   violaciones a  contratos suscritos en diversos  países, especialmente  del  sur  global.

El arzobispo jesuita Pedro Barreto,  fue recriminado por  el arzobispo de  Lima en la década del noventa, por brindar demasiada atención a los pobladores de La Oroya, adquirida al Estado peruano.

La Oroya, poblada por miles de  trabajadores dedicados a extraer el mineral de los socavones,   para su transformación en valiosas barras de  oro, plata y otros  metales muy bien cotizados en los países del  Norte a  cambio  de escasas divisas subvaluadas para atender las necesidades  de los pueblos   propietarios de la  materia prima.


La Doe Run, al  asumir la explotación de planta  de la Oroya, empezó a soslayar compromisos asumidos. Los diagnósticos  de  salud, corroboraron que los  niños y sus padres empleados en esta empresa estaban  enfermos por    respirar los humos de las desgastadas plantas refinadoras.

Las  emanaciones  de las  chimeneas  convirtieron el cielo azul en un bóveda   gris y los  relaves de la mina  derivados al Mantaro, convirtieron las  aguas de este rio, valioso afluente del Amazonas, en una fuente de agua contaminada y peligrosa para el consumo humano, de la  ganadería, eliminando posibilidades para el desarrollo integral de un antiguo y  próspero  valle con  su variada agricultura.

En la década de los noventa cuando el jesuita Barreto  fue trasladado  de   Cajamarca a Junín, por defender la causa    de los mineros, fue amenazado por un grupo allegado a la minera  Doe Run. Siguiendo la  tradición de como castigar a la  autoridad  no grata, los sectores allegados a los intereses de la firma minera, decidieron expulsar al sacerdote que incomodaba a la nueva empresa  rectora de la Oroya, subido al  lomo  de un  burro negro  con adjetivos ofensivos   a la condición humana.

El pronunciamiento popular que se solidariza con Pedro Ricardo Barreto Jimeno- pbarretosj@gmail.com- empieza con una  frase bíblica. “LA VERDAD NOS HACE LIBRES PARA AMAR Y SERVIR COMO JESÚS”.  En las siguientes líneas se precisa que el Vicario General, Vicarios Episcopales, Sacerdotes, Religiosos, Religiosas, Laicos de las Parroquias, Hermandades, Movimientos de Laicos, Asociaciones Religiosas, Cáritas de la Arquidiócesis de Huancayo, manifiestan lo siguiente:


El  Sindicato de Trabajadores Metalúrgicos, Sindicato de Empleados y Sindicato de Trabajadores de Patio Industrial de la empresa Doe Run Perú – La Oroya (domingo 2 de agosto del 2009), invita a “cerrar filas ante los enemigos de la clase trabajadora”… “supuestos defensores de la salud”  e indica, con nombre propio, al Arzobispo, Monseñor Pedro Ricardo Barreto Jimeno, S.J., advirtiendo que “se atengan a las consecuencias porque todo tiene su límite. Pronto estaremos luchando en las calles frente a todo hasta las últimas consecuencias.”

Ante esta indignante declaración el  pueblo expresó  su rechazo a esta nueva amenaza a nuestro Pastor que se suma a las que se han producido desde el año 2005, y a los agravios ocurridos 0contra la Parroquia de La Oroya y la honorabilidad del Arzobispo.  Estos excesos motivaron desagravios contradictoriamente por los tres sindicatos que suscriben el mencionado comunicado.

Los presuntos enemigos de  Doe Run quemaron un “ataúd” con el nombre del Arzobispo en el patio del Complejo Metalúrgico de La Oroya. Se recibió en Secretaría del Arzobispado una llamada telefónica que alertaba de un supuesto atentado contra la persona del Arzobispo, que se realizaría al día siguiente durante la misa de fiesta en un distrito del valle del Mantaro.

Pues desde el año 2004, el Arzobispado de Huancayo, en una Mesa de Diálogo planteó la solución integral y sostenible al problema de salud ambiental y laboral de la ciudad de La Oroya, y la recuperación de la cuenca del río Mantaro, propuesta que ha logrado, a la fecha, una creciente participación de la sociedad civil, en el cuidado de la vida y del medio ambiente.

Más de tres mil quinientos trabajadores de la empresa Doe Run del Perú se encuentran en vacaciones forzadas. Situación de angustia y desesperación para ellos y sus familias…”.  La  Iglesia, invocaba: “a buscar juntos propuestas de solución a este gravísimo problema social donde confluyen varios derechos inalienables: la vida y la salud de las personas, la estabilidad laboral, el cuidado del medio ambiente y una actividad minera con auténtica responsabilidad social que asegure el fiel cumplimiento de los derechos antes mencionados”.

La Iglesia invocaba a los trabajadores de la empresa Doe Run a actuar con prudencia y respeto en estos momentos difíciles en que se busca una solución justa e integral a sus demandas.

Esta exhortación se hace más necesaria frente a la última decisión de la empresa Doe Run Perú al declararse en insolvencia económica y ponerse a disposición de INDECOPI. Los pobladores reiteran su pleno respaldo a la firme posición  en defensa de la vida, la salud y un trabajo digno.

Junto a esta plegaria se  convocó a técnicos ambientalistas  de Misouri,  que conocen de  cerca la forma como  actúa  Doe Run, y con fondos del entonces  Gobierno socialista de  Italia, se  logró  corroborar  el daño irreversible de la contaminación ambiental en la salud  de la población  de la provincia  de Yauli, empezando por la Oroya.

EL "CIERVO" TAMBIEN  SE CORRE DE LA IGLESIA

La Oroya. Lima. Lo que ocurre en la minería peruana con la  Doe Run (la mayor productora de plomo primario del mundo), al burlar los compromisos ambientales, constituye un grave síntoma de lo que puede significar el Tratado de Libre Comercio como instrumento de protección de los negocios de los EEUU en América Latina.

La Oroya y Niños de Plomo

En una reunión en Huancayo entre delegados de la Cooperación Italiana, la Mesa Regional de Lucha Contra la Pobreza y el Arzobispo de Junín, se recogió el sentir de la Iglesia y decidieron invitar a expertos ambientalistas de la Universidad jesuita de Missouri, donde también tiene su sede la Doe Run. Pues los investigadores con el apoyo de instrumentos muy modernos, corroboraron en las propias viviendas de los mineros, el diagnóstico del Ministerio de Salud sobre las altas dosis de plomo en la sangre de los niños.

Ese diagnóstico de la muerte sigue tal cual. La Oroya llama una vez más la atención del mundo. El  arzobispo fue invitado por el grupo de abogados norteamericanos que expusieron los avances de su demanda en contra de la matriz de la empresa Doe Run, por daños a la salud.  Luego exhortó a los asistentes a mantener una actitud de diálogo, tolerancia y respeto en la búsqueda del bien común, que incluye una solución integral al problema medioambiental y laboral de La Oroya.

EL JUEGO DE LAS ESTADISTICAS

El alcalde de La Oroya informa que la situación en su ciudad se pone sombría, tras la suspensión de operaciones del complejo metalúrgico. La paralización del complejo metalúrgico ha provocado la reducción del presupuesto municipal provincial de Yauli (La Oroya), al haber perdido los tributos en poco más de 40%. Las universidades locales están a punto de cerrar porque los padres de familia no tienen cómo solventar los gastos de sus hijos. La comunidad demanda al gobierno central la asignación de nuevos recursos para concluir los proyectos de inversión que corresponden a los presupuestos participativos de los dos últimos años.

Sondeos de opinión realizados por la ONG Labor indican que los responsables de la caótica realidad de La Oroya son el gobierno y la minera Doe Run. La comunidad exige que el Estado debe buscar un nuevo administrador para el complejo, pero en el camino surge una advertencia: El Tratado de Libre Comercio que firmó el Perú con los Estados Unidos protege las inversiones del país americano en suelo nacional, como las de Doe Run. Si el Perú rescinde el contrato, esta empresa recurrirá a un tribunal internacional que podría obligar a los peruanos pagarle a la incumplida minera una millonaria indemnización.

Doe Run Perú mantiene una deuda con el Estado de aproximadamente US$ 500 millones. El Ministerio de Energía y Minas solicitó el reconocimiento de una deuda por US$ 160 millones por el incumplimiento del Programa Ambiental, cuyo plazo de ejecución vencía en marzo de 2012.

En una reunión entre la ministra de Energía y Minas, Rosa María Ortiz, autoridades de la región Junín y de la provincia de Yauli La Oroya, y representantes de los trabajadores de la minera Doe Run, se acaba decidir la conformación de un comité técnico que busque una solución a las violentas protestas que se acatan  esta semana de agosto  del  2015.

Sin embargo, la ministra  manifestó que ello sucederá siempre y cuando los manifestantes levanten la medida de fuerza, que actualmente mantiene obstaculizada la Carretera Central. En esta mesa de diálogo se acordó también que el Estado garantizará los derechos laborales de los trabajadores. Una persona falleció producto de los enfrentamientos entre policías y manifestantes. Más de 60 personas resultaron heridas, cuatro de estas por impactos de proyectiles.  La  Oroya  es un problema  sin solución  porque el  neoliberalismo  salvaje ha desmontado todo signo  de justicia  y  de  razón  a los  pueblos  desposeídos.