Papel de Arbol

viernes, 3 de abril de 2015

CARAL, LA CIUDAD SAGRADA Y NUESTRA AMERICA



Jorge  Zavaleta Alegre
Conocer la historia de Grecia, Roma, la historia antigua es importante. Y mucho más la Nuestra. 


Esta es la  reflexión profunda que transmite  Ruth Shady, la arqueóloga (Callao 1956), que no se propone reconstruir la obra física de Caral,  sino  promover la cultura de sus antecesores, de aquella civilización, la más antigua de América, simultáneamente con Mesopotamia, Egipto, India y China. Shady empezó su trabajo en Caral, en  1996 y los primeros hallazgos pueden ser apreciados en  La Ciudad Sagrada, una de sus publicaciones más conocidas.


Su discurso  convoca a la reflexión. “Los pueblos que no se conocen han de darse prisa por conocerse. Los árboles se han de poner en fila, para que no pase el gigante de las siete leguas. Es la hora del recuento, y de la marcha unida, y hemos de andar en cuadro apretado, como la plata en las raíces de los Andes”, escribió José Martí en Nuestra América,  argumentando que  el gobierno de un Estado  no es más que el equilibrio de los elementos naturales del país.

La esencia de este pensamiento se aprecia en  el Plan Maestro de Supe y Barranca, al incluir el desarrollo integral de los pueblos donde se encuentra  la  milenaria cultura reconocida por la UNESCO  Patrimonio de la Humanidad. La Zona Arqueológica Caral  es concebida en un símbolo cultural, cuyos pueblos  deben mejorar su autoestima,  con  mejores condiciones de vida para  la región y el país.

El proyecto, que ella dirige, con autonomía administrativa según la normativa del Estado Peruano,  combina  la  investigación arqueológica, junto con  la conservación y difusión de los valores de los sitios monumentales. La revaloración de la cultura inmaterial. Recuperación de conocimientos y tecnologías apropiadas. Preservación del ambiente y recursos naturales. Agricultura ecológica. Productos artesanales con identidad cultural. Servicios turísticos.


Ruth Shady mantiene vivos los recuerdos de las lecciones de su infancia. Su padre, Gerardo Shady,  agrónomo que nació en Praga y vino al Perú por el problema de la guerra, la llevaba a pasear por los restos arqueológicos del Perú, empezando por Cantamarca…, con la renuencia de su madre, peruana y conservadora:

“Mi padre me tradujo el libro de Ernst Wilhem Middendorf sobre Chavín de Huantar, compró la colección de Garcilaso de la Vega, La Historia de América, varias colecciones. Nos premiaba, con plata, a mí y mis primos  que contestaban sus preguntas.  “Las excursiones  me permitieron preguntarme sobre los contrastes entre la zona donde ella residía y los pobladores con mucha a pobreza, vestida de harapos”

Apreció la  cultura de cada lugar.  Pero en los museos no entendía lo que ella quería conocer. Fue miembro del club de museos de su colegio,  donde solo tres eran los miembros. La historia del interior del país acrecentó su encantamiento por su  país.

Definida su vocación, en la Universidad de  San Marcos, donde existe una Huaca, solía visitarla para aprender cómo se excavaba. Estudió antropología y arqueología. Recuerda a profesores excelentes como Temple, Meyer, Mariátegui, Arguedas, Kauffmann, Matos Mar. Este último, autor de El Desborde Popular,  mantenía viva la preocupación de que los alumnos conocieran el país. Estudió inglés y pedagogía  con el fin de  “producir conocimientos y cómo trasmitir”.

Trabajó en Chota, Cajamarca, cuando entonces no había  carretera, se viajaba a caballo, se comunicaba por radio. Luego en Bagua, próxima a la selva del Marañón, con las tensiones entre los nativos aguarunas y la población  de otros destinos. “Cuando  deseábamos trabajar en los restos arqueológicos de Bagua y no se encontraba el Apu de la región, no lo podíamos hacer. Teníamos que esperarlo para que él decidiera darnos el permiso”.

En la Cuenca del Titicaca y Puno recuerda  la música, como necesidad integral de los pueblos.

En la Universidad  de Harvard,  conoció  a un equipo de investigadores. Visitó museos de investigación de energía nuclear de Francia para la conservación de  bienes. En Niza apreció el intercambio multidisciplinario de los invitados. Recorrió  museos de Alemania,  China, India, México y apreció el manifiesto interés de la participación del  Estado en relación con la cultura.

En otro momento, en EEUU, estuvo en los museos universitarios, federales,  nacionales  de Washington, Pennsylvania, Los Ángeles, motivada por el Instituto Americano de Arte-IAA,  “el cual alienta  una visión continental desde la cultura local, a través del reconocimiento de sus mejores representantes, y  siguiendo  la  tradición de  instituciones regionales como las del Cusco, Puno y Lima”,  explica  el investigador norteamericano Cacchione Améndola, también  fundador del Instituto Bibliográfico del Perú.


Ruth Shady viene trabajando sin cesar veinte años en una sociedad que se  desarrolló  tres mil años a.C, en un  territorio cruzado por los andes y  con diversidad de recursos: “Ahora no hay desarrollo armonioso. Hoy el mundo aparentemente es pequeño para todos. En el pasado  la conexión era transversal. Un coreano me comenta, sorprendido,  cómo su país siendo tan pobre ha adelantado tanto, mientras nosotros seguimos siendo tan pobres….Hoy se desconocen los valores, estamos a miles de años de distancia.  Prima el individualismo…”

BELLOTAS DE ALGODON
Tareas para el futuro. La directora del Proyecto Caral, considera que su labor  es promover  la reflexión  de lo bueno que se hizo. Si antes brillamos, hagámoslo hoy.  Vamos a suscitar el conocimiento de la realidad y actuar con esta perspectiva. Hemos tenido  recursos como el salitre, caucho, pesca,  minería. Podemos darle atención a las  Bellotas de Algodón” que tienen colores naturales. En París persiste  interés por la producción  y propagación de este cultivo. El algodón original es antialérgico. Recuperemos  el arte andino de Supe, promoviendo el algodón.

Temas vinculantes:  Plantea el retorno de los trenes, como los que existen en Europa, porque hay pueblos que aún no pueden sacar sus cosechas por falta de vías. No hay armonía entre lo urbano y lo rural. “Vivimos con mucho resentimiento, entre el que vive en el centro poblado y migrante rural, que no encuentra satisfacción, la diversidad interna es muy grande. Por eso aparece el asistencialismo”  

CARAL Y LA INTEGRACION DEL PERU  
Los pobladores actuales participan en la valoración de Caral. “Nosotros hemos trabajado de tal modo que ellos sientan que Caral es suyo”. El Perú debe integrarse en torno a la idea de una civilización originaria, la que ahora se descubre estaba a la altura de las civilizaciones más prestigiosas del planeta.

Para Ruth Shady, la única forma para sobrevivir en un territorio como este es con creatividad. Caral es un punto de reflexión para los peruanos: “Lo que  puedo decir es que en Caral no hay indicios de violencia militar, aunque sí hubo violencia para aquel que no cumplía con las normas de la sociedad. Fue la religión el instrumento de control y coerción que la sociedad tuvo”.


El poder, o grupo dirigente, actuaba  sobre la base de sus conocimientos en la reproducción de las condiciones materiales para la supervivencia de la población. El poder se cimentó en el conocimiento  y en el ser intermediarios con los dioses. Ellos desarrollaron conocimientos de matemáticas, geometría, medicina, que quedaron plasmados en las obras  excavadas por los arqueólogos. 

Han sido descubiertos templos de 18 metros de altura, construidos con piedras y barro, conformados por terrazas y plazas. Se conoce de los tratamientos médico,  por ejemplo, con hojas de sauce, que ahora sabemos contienen ácido salicílico, principio activo de la aspirina y se usa para aliviar el dolor. Sigue la lista de plantas  cuyas evidencias están siendo recuperadas.

La Civilización Caral, se debió a la compleja  vigencia de los sistemas sociales en varias regiones  del actual Perú, como  los valles costeños de los ríos Chancay y Santa, en el Callejón de Huaylas y en las vertientes orientales, en las cuencas del Marañón y el Huallaga.  

Alrededor de los 3000 años a.C., las sociedades costeñas del área norcentral lograron avances significativos, estimuladas en parte por la riqueza de recursos de la región: un mar rico en peces y moluscos y valles fértiles con ríos que acarreaban nutrientes. Coadyuvó a ello la tradicional comunicación interregional entre los pobladores del área.

La primera civilización del Perú y América se formó entre los 3000 y 2500 años a.C.,  sobre la base de un conjunto de comunidades que construyeron la Huaca La Florida, Garagay en el Rímac, Cerro Sechín, Pampa de Llamas-Moxeque en el valle de Casma.  

El modelo se repitió en el territorio andino: Chavín, Moche, Lima, Nasca, Tiahuanaco, Wari, Chincha, Ichma, Chimú y finalmente la Inca, última civilización del Perú prehispánico, 4400 años después de Caral.

La literatura especializada  indica que hace 5 millones de años que los seres humanos iniciaron el poblamiento del planeta, pero sólo 6 mil años atrás empezaron a construir centros urbanos y a integrar redes de interacción a largas distancias.  En el Perú el proceso se dio en total aislamiento, pues Caral se adelantó en, por lo menos, 1500 años a Mesoamérica, el otro foco civilizatorio del Nuevo Continente.

El primero investigador que llamó la atención sobre Caral fue el estadounidense Paul Kosok, quien visitó el lugar junto con el arqueólogo estadounidense Richard Schaedel en 1949. En 1994 Ruth Shady recorrió nuevamente el valle de Supe e identificó 18 sitios con las mismas características arquitectónicas, entre los cuales se encontraban Chupicigarro Grande, Chupicigarro Centro, Chupicigarro Oeste y Chupicigarro.  Chupicigarro es el nombre español de un ave del lugar.

FLAUTAS TRAVERSAS
La ciudad de Caral ahora está en capacidad de demostrar que la música ha sido, desde los albores de la civilización andina, parte fundamental del ceremonial y la religiosidad. Una prueba  es el hallazgo de 32 flautas depositadas como ofrendas bajo el piso de la plaza circular en la Pirámide del Anfiteatro.  

Se les ha clasificado como "flautas traversas".. Fueron elaboradas usando huesos de ala de pelícano,  decoradas con representaciones de monos, aves, serpientes y figuras humanas. En otro sector de la misma Pirámide del Anfiteatro fue hallado otro conjunto de 38 instrumentos de vientos, posiblemente cornetas hechas con hueso de camélido o venado.

EL PRIMER QUIPU
El Quipu es un mecanismo de ramales de cuerdas, con nudos y varios colores, con los que los antiguos peruanos daban razón de las historias, noticias y de las cuentas.   Es el sistema de contabilidad de los antiguos habitantes peruanos y que forma parte de la exposición "La civilización de Caral - Supe, 5000 años de identidad cultural en Perú".

La Zona Arqueológica Caral (ZAC) o Unidad Ejecutora N° 003 es una entidad pública creada por el Decreto Supremo 003-2003- Ministerio de Educación del 14 de febrero de 2003, refrendada por la Ley N° 28690 del 18 de marzo de 2006, que cuenta con plena autonomía de gestión científica, administrativa y financiera. Este último detalle no es tan cierto, por la escasez de financiamiento y el desmotivado aparato público.

La Ciudad Sagrada de Caral-Supe, es una zona nuclear de 626 hectáreas, y que coincide con el área delimitada por la Resolución Directoral Nacional 645/INC del 27 de agosto de 2003. Más una zona de amortiguamiento de 14,620 hectáreas, definida como Área de Protección Natural-Cultural.

En resumen. Cuando en Egipto se construía la antigua pirámide de Sakara o, posteriormente, las pirámides de Keops, Kefrén y Micerino, en el valle de Giza, o cuando se ocupaban las ciudades sumerias de Mesopotamia o crecían los mercados en la India, por esos tiempos, entre 3000 y 2500 a. C., ya se edificaban y remodelaban los edificios piramidales de Caral, y en sus plazas se realizaban periódicas congregaciones con fines económicos, sociales y religiosos.


A manera de conclusión, Ruth Shady sostiene que cuando los filósofos presocráticos de Grecia discutían sobre el origen de la vida hacia los 600 años antes de Cristo, en Caral, por lo menos 2000 años antes, anónimos filósofos explicaban a su pueblo diversos aspectos relacionados con la existencia de los hombres, los recursos naturales, el origen de la vida y de las cosas.