Papel de Arbol

viernes, 20 de enero de 2012

SIN PLANIFICACION NO HAY GRANDES TRANSFORMACIONES

            Año de la Integración Nacional y el Reconocimiento de Nuestra Diversidad
 

EL CAMINO DE LAS GRANDES TRANSFORMACIONES

No hay democracia sin planificación


Jorge Zavaleta Alegre Periodista y licenciado en ciencias sociales

El Centro Nacional de Planeamiento Estratégico (Ceplan), según su presidente, Germán Alarco, colaborará en el desarrollo de los conglomerados productivos regionales, como parte de los objetivos de inclusión social y de una visión nacional, que es institucionalizar la participación y el seguimiento de proyectos de inversión estratégicos.
Tales enunciados pueden entenderse como la intención de fortalecer el papel de Ceplan dentro del Estado, y reasumir su rol orientador para garantizar el crecimiento como parte del Plan de Desarrollo Nacional a 2021.
En este horizonte, y a la luz de lo que acontece hoy en los mercados globales y en las economías emergentes que verdaderamente quieren alcanzar un estado de desarrollo sostenible e integral, pues también son sustentables las propuestas sobre "no más concesiones mineras ni petroleras, hay que ir a joint ventures del Estado con el capital privado nacional o extranjero".
Este planteamiento alterno y válido lo explican especialistas como Otoniel Velasco Fernández, al recordar los 50 años de la creación del Instituto Nacional de Planificación, del cual fue uno de los primeros funcionarios, en su condición de experto en Salud y Descentralización, graduado en las prestigiosas universidades de La Plata y Harvard, y su activo rol de investigador y docente local e internacional de Ciencias Políticas.
Otros expertos latinoamericanos convocados en Lima a un seminario internacional corroboraron en noviembre pasado que sin planificación del Estado es imposible gozar de instituciones estables y menos soñar en una democracia económica y social.
Este es un juicio de valor presente entre lúcidos académicos, notables líderes gremiales y políticos y destacados empresarios y banqueros que se benefician del libre mercado, en medio de una brumosa oposición de ultraconservadores que confunden planificación como la Europa del Este antes de la caída del Muro y el planeamiento que demanda todo modelo de libre mercado con desarrollo social.
Planificadores con experiencia en la salud pública señalan categóricamente que la desnutrición, la falta de saneamiento y de atención médica, en buena cuenta, son síntomas de un problema mayor, la pobreza. Por lo tanto, es un problema económico, un problema multidisciplinario y fundamentalmente político.
El Estado peruano continúa siendo débil (incapaz de hacer cumplir la ley en todo el territorio nacional) e ineficiente (no hay coordinación entre las políticas macro, las sectoriales y las descentralizadas).
Estas limitaciones podrían superarse con el aumento de la presión tributaria al 18 por ciento del PBI (aunque estudios más severos señalan al 22 por ciento).
Asimismo, mejorar la capacidad de coordinación de la Presidencia del Consejo de Ministros, los ministerios sectoriales y los gobiernos descentralizados o regionales.
Para lograr tales cometidos se requiere que el aparato estatal adopte la planificación como un instrumento de gobierno, que implica, fundamentalmente, fortalecer el Ceplan en la asignación de fondos públicos, de suerte que el presupuesto del sector público sea la expresión financiera del Plan Nacional de Desarrollo (PND). Y así emprender acciones para construir la meritocracia, entre otras medidas impostergables, y asegurar que los presupuestos por resultados, ya conocidos en el Perú desde los años sesenta, sean verdaderamente aplicados por un dinámico Ministerio de Economía y Finanzas.


Fecha:20/01/2012
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