Papel de Arbol

martes, 2 de agosto de 2011

LA POSICIÓN INTEGRACIONISTA DEL PERÚ EN LA REGIÓN



Desarrollo, inclusión e integración
Jorge Zavaleta Alegre Periodista
"Seguramente –escribía Bolívar– la unión es la que nos falta para completar la obra de nuestra regeneración", y así lo recordó el flamante presidente de la República, Ollanta Humala, en su primer discurso desde el pleno del Congreso de la República y ante varios jefes de Estado. El Perú ha asumido decididamente un programa de desarrollo de alto contenido social, después de que el Jefe del Estado asumiera el mando de la Nación en nombre de los principios de la Constitución de 1979, la cual establece una economía social de mercado.

Así nuestro país se suma a una corriente regional que busca el crecimiento económico con inclusión social, no para copiar un modelo de desarrollo, sino para que la integración permita avanzar y lograr que los derechos y oportunidades sean más equitativos.

Consecuentemente, este también es el sentido de la Declaración de Lima, suscrita por los gobernantes de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur).

Sin embargo, los sectores conservadores del país, acostumbrados a las formas y conceptos de la neoliberal carta constitucional de 1993, pretende cuestionar la legitimidad de esta nueva administración.

El programa de Gana Perú, conocido durante la campaña electoral y que la mayoría de la ciudadanía respaldó con su voto, no pretende retornar al estatismo como base de la economía sino a recoger lo mejor del libre mercado que los pueblos han podido lograr con una praxis concertadora y de participación popular.

Quienes se oponen a un desarrollo económico con creación de riqueza y justicia social en América Latina utilizan diversas armas para desautorizar el pensamiento renovador.

De allí la importancia del pensamiento de Bolívar, San Martín, Víctor Andrés Belaúnde, Víctor Raúl Haya de la Torre, José Carlos Mariátegui y otros intelectuales, que apostaron por la unidad de una región tan rica culturalmente y abundante en recursos naturales y cuyo legado fue reivindicado en el mensaje presidencial del 28 de julio.

El crecimiento de la economía y el positivo manejo macroeconómico, aún no ha repercutido en el bienestar de los más pobres, como lo esperaban los pobladores rurales y de la periferia de nuestras ciudades. De allí la potencialidad de un Consejo Económico Social, que al estar integrado por ministros, empresarios, gremios laborales y organizaciones de la sociedad civil, pueda hacer viable el Acuerdo Nacional, que promovieron los ex presidentes Paniagua y Toledo.

Dicho Consejo, junto al restablecimiento de las Asambleas Regionales y Locales, complementará la dinámica de la descentralización, proceso que tampoco ha caminado con la celeridad esperada, por la ausencia de un Estado moderno.

En este entorno, despierta expectativas la anunciada Cumbre Presidencial Regional Antidrogas, con presencia de los países productores y consumidores, así como el anunciado acercamiento a diferentes bloques regionales y del planeta, sin considerar diferencias ideológicas.

El Banco Central de Reserva del Perú, que seguirá gozando de autonomía, tiene reservas internacionales nunca registradas en la historia nacional. El ex presidente García, en su primer gobierno de 1985-1990, dejó vacías las arcas fiscales. Ahora, la promoción de la inversión privada en el último quinquenio ha generado los recursos necesarios para hacer viable la búsqueda de la tan ansiada igualdad social.

El discurso integracionista retorna como una necesidad insatisfecha. Pues la patria chica y la grande serán alcanzables solamente si se comparten logros y desafíos, como lo soñó el libertador Bolívar, superando todo lo que nos ha dividido y encontrando caminos coincidentes.
Fecha:02/08/2011